El
Perú y la VIII Cumbre de las Américas
En
medio de la crisis política generada por el destape de la corrupción en las más
altas instancias gubernamentales y el otorgamiento del indulto al dictador
genocida Alberto Fujimori, entregado para evitar la vacancia por inmoral del
presidente Pedro Pablo Kuczynski, el Perú será sede de la VIII Cumbre de las
Américas durante los días 13 y 14 de abril de 2018.
El
tema principal de la cumbre -propuesto el 20 de junio del año pasado-, es:
“Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, siendo sus tres ejes
temáticos, la gobernabilidad democrática y la corrupción, la corrupción y el
desarrollo sostenible y los aspectos de cooperación, institucionalidad
internacional y alianzas público-privadas; ejes que se traducen en ¿cómo hacer
para mantener a los corruptos en el poder, cómo hacer para seguir con el mismo
modelo primario exportador extractivista y contaminante y cómo hacer para
entregarle los mayores réditos de estas actividades al capital privado,
principalmente transnacional? Esas son las interrogantes de los gobiernos
lacayos de los Estados Unidos, del capitalismo y su modelo neoliberal.
Lo
paradójico es que, a menos de ocho meses de haberse propuesto este tema, nos
encontramos con un Perú cuyo presidente de la República Pedro Pablo Kuczynski
se encuentra en el centro de los casos de corrupción de la empresa Odebrecht,
así como varios expresidentes entre los que se encuentran Ollanta Humala, hoy
preso; Alejandro Toledo, fugado; y el hasta ahora impune Alan García. Es decir
que la VIII Cumbre de las Américas se dará en un marco de gobernabilidad al
menos fisurada para la derecha, con un trasfondo de impunidad clamorosa de la
corrupción y los crímenes de lesa humanidad.
Además
en el país las protestas sociales arrecian, no solo contra la corrupción de los
principales representantes del gobierno y ex gobiernos o por el indulto a
Fujimori, sino también por mejoras de las condiciones laborales, salariales, de
aumento de presupuesto para diversos sectores o para el desarrollo del mercado
interno, como son las protestas por actividades contaminantes de las mineras
transnacionales, por el pago de utilidades justas para los trabajadores
mineros, contra la importación de productos agrícolas que produce nuestro
campesinado, por el aumento del presupuesto del sector educación, etc. Es decir
que los presidentes del continente se reunirán en Lima en un Perú
convulsionado, no en un país calmo y en crecimiento económico como pretenden
hacer creer a través de la prensa concentrada a los pueblos del mundo.