El próximo domingo 4 de Febrero la ciudadanía ecuatoriana deberá
acudir a las urnas para votar en un referendo convocado por el gobierno, en abierta violación de las normativas
constitucionales, para decidir si se destierra definitivamente de la vida
política nacional a uno de sus más ilustres hijos, Rafael Correa Delgado. Ese,
y no otro, es el objetivo del referendo, cuestión que se pretende disimular con
la incorporación de otras preguntas para evitar que se visualice con claridad
el ataque ad
hominen del gobierno de Lenín Moreno contra su predecesor.
Huelga aclarar que la eliminación de Correa Delgado del paisaje político
ecuatoriano es una vieja aspiración de la derecha que el actual presidente
sorpresivamente adoptó como propia.
Esta acción no puede ni debe permanecer en silencio ante la
inmoralidad que significa condenar de por vida al ostracismo político a quien
fuera uno de los mejores presidentes de la historia ecuatoriana, que puso fin a
un período de tremenda inestabilidad política, económica y social, y a un
hombre profundamente consustanciado con la necesidad de promover la unidad de
Nuestra América.